La Central Unitaria de Trabajadores asumió este tema como respuesta a
las reiteradas invitaciones que los impulsores del Encuentro Nacional Popular
le habían cursado. La Gran Coalición lo aborda por sugerencia de la CUT y lo
aprueba al encontrar que es una iniciativa adecuada para el actual momento.
La metodología. El
procedimiento a través del cual se concretará el encuentro se dividió en dos
etapas: la primera, las jornadas del 29 y 30 de abril en Bogotá. A ella están
invitadas todas las organizaciones sociales y políticas con intereses populares
que existan en Colombia. La segunda, la discusión de sus conclusiones en las
sesiones regionales que de allí se deriven. El modelo organizativo previsto,
permite visualizar próximos encuentros nacionales de organizaciones sociales y
políticas de carácter decisivo. Podríamos decir, por tanto, que la jornada
citada para finales de abril será un pre-encuentro o la primera de una serie de
grandes asambleas sociales y políticas a las cuales se abocarán las distintas
expresiones públicas alternativas de nuestro país.
Si garantizamos la metodología
adecuada y un proceso de discusión abierto e incluyente, con seguridad
estaremos arando la tierra y nutriéndola con los insumos necesarios para que
florezca una nueva alternativa colectiva para todos los colombianos. Por lo
tanto, desde ahora se abre un espacio complejo y contradictorio de tres
cabezas: una demanda al encuentro respuestas inmediatas y prácticas ante las
medidas económicas y políticas que intenta aplicar el establecimiento. Otra
exige que se tomen medidas de mediano y largo plazo para que entre todos
logremos que nuestro país supere la crisis social y humana que le embarga. Y la
tercera pugna por estimular cruces de experiencias y sueños comunes alrededor
del tema de la opción política colectiva que demanda el país.
En saber articularlas y
potenciarlas descansa gran parte de nuestro futuro. De ahí que el encuentro sea
un proceso complejo pero taimen dinámico, que abre distintas puertas por las
cuales podrán entrar o salir reflexiones, estudios, debates y acciones de
distinto orden. Medidas concretas pero también simbólicas que nos permitan
superar la dispersión, recuperar la memoria, borrar el temor que circunda todos
los rincones de Colombia, preguntándonos por el proyecto de nación por
construir. Así lo demanda el conflicto social que vivimos, pero además así lo
permite la discusión sobre ALCA, TLC y libre comercio impuestos por los Estados
Unidos.
Temario
Como elementos de consenso que guíen el debate que se tendrá en el
encuentro se aprobaron:
1º Acuerdo político uribista:
Reelección, reforma a la justicia y acuerdo legislativo oficial.
2º Política económica del gobierno,
Alca, Tlc, deuda externa.
3º Defensa de los derechos democráticos,
de las libertades públicas, de la solución política al conflicto armado y
condena el terrorismo.
Las conclusiones que arroje este debate dará pie para construir un plan
de acción que regule las próximas jornadas de lucha en Colombia.
¿Hay diferencia? Cuando el equipo desde abajo definió como
una de sus tareas centrales impulsar la realización de un Encuentro Nacional
Popular, lo hizo como conclusión de múltiples debates y reflexiones sobre el
momento político e histórico que vive el país. Esas reflexiones circundaron
aspectos históricos del que hacer social, el sentido de la política, la forma
como la comprende la mayoría de la población, las razones históricas que
permitieron que nuestra formación socio económica sea la que tenemos y no otra.
Estos y otros muchos temas nos permitieron concluir que para propiciar una
ruptura en el quehacer que caracteriza lo social y lo político colombiano,
teníamos que abordar un ENP, entendido no como acto, sino como proceso.
Decidimos por tanto abocar el
reto de romper el tiempo, el espacio, los lenguajes y las imágenes que han
llevado a que lo más significativo del movimiento social y de las expresiones
políticas alternativas estén conservadurizadas. Y precisamente esa es la primer
diferencia que nuestro proyecto tiene con la propuesta del encuentro de
organizaciones sociales y políticas.
Si bien nos alegramos por el
acontecimiento y por las dinámicas que desatará, disponiéndonos a colaborar con
todas nuestras energías para que salga bien, precisamos que una de los retos
que nos acosa como fantasma es la de romper el tiempo de la política
alternativa. Nuestro tiempo si bien tiene que responder por el hoy y el ahora,
también debe hacerlo por el mañana, y en ese futuro incluir a todo el país. Ese
es la segunda distancia que tenemos con la citación hecha para abril próximo:
el Encuentro Nacional significa que allí además de organizaciones sociales y
políticas de izquierda podrían estar otras que sin serlo se planteen retos y
demandas que confronten al actual establecimiento. La otra distancia descansa
en los propósitos. El ENP tiene como objetivos de largo plazo, entre otros, dos
de suma importancia: contribuir a la dinamización de los movimientos sociales y
con ello a su expresión política autónoma, y al mismo tiempo, reabrir el debate
sobre nuestro carácter como Nación, las razones de nuestro desastre y las
alternativas para superar la debacle a que nos lleva la oligarquía.
Estos aspectos, como se sabe,
aún no concitan a las mayorías que concurrirán el 29 y 30 de abril, lo cual
impedirá que empecemos a construir una propuesta que gane aliados en todos los
sectores del país, abriéndose la alternativa popular como una puerta que
permite que penetre toda la luz que requiramos para alumbrar el oscuro
encerramiento que habitamos.
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