«La economía, estúpido» (the economy,
stupid), fue una frase muy utilizada en la política estadounidense durante la
campaña electoral de Bill Clinton en 1992. Clinton se refería a que era la
situación económica de los estadunidenses el problema a resolver.
La compra y venta de votos en sus diversas
formas (dinero, mercados, obras, empleo, contratos, etcétera). El voto de
Registraduría representado en registradores y jurados de votación, que juegan a
quitar y sumar votos de acuerdo a conveniencias o negocios previamente pactados
(el caso UP en Bogotá es apenas un ejemplo, movimiento político al que no le
contabilizaron cerca de 4.000 votos, por ignorancia de los jurados o por
jugadas maestras que permiten sumar igual número de sufragios a otro partido).
Presupuestos y burocracias departamentales y municipales a favor del sucesor.
Medios de comunicación parcializados –tipo Rcn, Caracol y Blu Radio–.
Elecciones de encuestas: posicionar a un candidato para que tome fuerza se
volvió una costumbre electoral en el país, tipo encuestas alcaldía de Bogotá con Peñalosa a la cabeza4. Guerra sucia. bulling
tipo Caracol contra Clara López5. Todas y cada una de estas
manifestaciones de clientelismo y corrupción, pública y privada, se repitieron
de nuevo, como parte de una costumbre ya típica de nuestra democracia
clientelizada.
Las grandes obras públicas
dan para todo. Los grandes
contratistas peñalosistas lo saben, en
especial Vargas Lleras. Ellos también son otro tipo de Noños, los cuales
alcanzaron el poder, el gobierno y los recursos, frente a una izquierda que no
logró conectarse a profundidad con diversos sectores sociales en la capital del
país, dejando el espacio abierto para que el clientelismo de viejo y nuevo tipo
retornara a la y se colocará a la cabeza de la administración de la ciudad.
Parafraseando a este expresidente, sostengo,
que antes que cualquier problema de violencia y demás, el nuestro, el
colombiano, es: "el clientelismo, estúpido", constituido en uno de
nuestros principales escollos para el desarrollo en lo económico y social, y
por supuesto, lo político. Y así es porque desde dicha relación se desprende gran
parte de la corrupción imperante en el país, así como el gran desequilibrio
electoral existente para que los movimientos democráticas y de izquierda puedan
competir en relativa igualdad de condiciones a las gubernamentales. De igual
manera, el clientelismo es factor determinante en el rezago cultural del país.
En este sentido, el clientelismo en las actuales condiciones seguirá siendo el
problema a resolver, incluso, con la firma de la paz. Es más. Roy Barreras,
gran espadachín santita en el tema de la paz, decía en alguna ocasión:
"que vengan, que aquí los molemos", en referencia a las Farc. Y
claro, con el clientelismo en sus diversas expresiones, a cualquier movimiento
político alternativo a la izquierda o al centro, el clientelismo lo barre. O
sino, ¿quién es capaz de hacer política seria y honesta al lado, por colocar
solo algunos nombres, de Germán Vargas Lleras en La Guajira; los Ñoños en Córdoba; los Char, Gerleín
y Efraín Cepeda en el Atlántico, y Roy y Dilian
Francisca Toro en el Valle? Que a veces hay
chispazos: sí, los hay, pero por lo general, son eso, chispazos.
Las recientes elecciones municipales y
departamentales 2015 demostraron, que hasta la expresión más viva del
clientelismo, representada en los partidos liberal, conservador y de la U, son
barridos de sus escenarios cuando de sus entrañas sale un monstruo más
poderoso; este fue el caso del autodenominado "Cambio Radical", que
de cambio no tiene nada, y de radical tiene el presupuesto de obras del
gobierno Santos. Pero sobre todo, la publicidad a su favor.
No se había dado antes, que un ministro,
caso Germán Vargas Lleras, con movimiento político propio, hiciera uso de su
cargo, pero especialmente, de los recursos de los colombianos –manejados por el
Estado–, para beneficio propio, con apoyo taimado del Presidente, lo cual le
facilitó que a donde llegaba prometiendo obras ganara adeptos para sus
candidatos, incluyendo la cuestionada hoy gobernadora del deprimido y expoliado
departamento de La Guajira, la llamada "princesa negra" Oneida Pinto
Pérez, aliada del "asesino" Kiko Gómez. Hasta el uribismo, representado en el movimiento Centro
Democrático, otrora dueño del poder en Colombia a través de la burocracia y el
presupuesto, se quejó de la descompensación gubernamental a favor de Cambio
Radical1. No en vano se
dice, que políticos bogotanos de la talla de Vargas Lleras y Santos, son
estadistas en Bogotá y clientelistas en las regiones.
Clientelismo extensivo. Las más de 1.123
administraciones municipales y distritales 2011-2015, dejaron 892 sancionados,
de los cuales la U tuvo 121 revocados, Alianza Verde 111, igual cifra Opción
Ciudadana y 33 del llamado grupo significativo de ciudadanos por firmas.
Sancionados que se resisten. Para las elecciones de
2015 la Fundación Paz y Reconciliación, en un simple análisis, demostró 152
candidaturas cuestionadas2. De estos, la mayoría
aspiró a la reelección a través de familiares, fueran hermanos, primos,
sobrinos o esposas y esposos. Diríamos, "lazos familiares del
clientelismo". Ya antes lo habían hecho los parapolíticos por medio de lo
que es conocido como "la política o la parapolítica en cuerpo ajeno".
Situación que volvió a repetirse en las elecciones 2015, en las que los
partidos Cambio Radical y de la U fueron de los que más familiares de
parapolíticos apoyaron por medio de su aval3. Ni que decir de Horacio
Serpa Uribe y su apoyo al cuestionado Didier Tavera en Santander y Luis Pérez
Gutiérrez en Antioquia.
Las anteriores cifras demuestran que las
administraciones públicas han pasado de la tradicional captura del clientelismo
al clientelismo mafioso, caracterizado por disponer de los presupuestos
públicos para el más desvergonzado enriquecimiento ilícito. A los partidos
políticos descaradamente nada les impide avalar candidaturas mafiosas y
corruptas, con tal de participar de parte del poder municipal, y a futuro
contar con aliados para las elecciones presidenciales y parlamentarias. En su momento
Kiko Gómez –cuestionado por
asesinato de sus contrincantes–, fue avalado y apoyado por Cambio Radical, a pesar de ser públicas
sus andanzas, y sirvió de soporte para la reelección de Álvaro Uribe II y la
elección de Santos I.
Todo lo anterior demuestra que las
administraciones públicas en sus diversas expresiones constituyen el escenario
propicio para el clientelismo, basado en las siguientes fases:
- Fase I: Se dispone de
presupuestos privados o públicos para "ganar" gobierno.
- Fase II: Se llega a la
administración municipal, distrital o departamental y se dispone del
presupuesto y de la burocracia.
- Fase III: Se pagan
favores a contratistas, amigos y familiares.
- Fase IV: Se cuenta con
una base reeleccionista, asegurándose la misma a través de un familiar o amigo
cercano. Se repite el ciclo.
Democracia al cliente
Ante tales situaciones cabe la pregunta, ¿es
Colombia una nación democrática por aquello de que realiza elecciones de manera
periódica? Para los politólogos de derecha, tipo Fernando Cepeda y Posada
Carbó, así como para la inmensa mayoría de medios de comunicación oficiosos,
somos un país democrático, y según estos, somos supuestamente la democracia más
antigua y estable de América latina. Lo que no dicen, es el cómo.
Pues bien, a los ideólogos y a los medios de
la derecha, incluyendo al propio uribismo, que hoy le han dado de su propia
medicina, hay que recordarles la manera y forma como se llevan a cabo las
elecciones en Colombia. Y las recientes, no solo fueron ajenas al más refinado
clientelismo, representado en el poder de las grandes obras de construcción de
Vargas Lleras, así como sus promesas de vivienda por medio de su ministerio en
cuerpo ajeno, de quien su actual ministro no es más que un títere, sino que lo
tradicional volvió a la arena pública.
Más que la compra-venta del voto, con
precios que llegaron en algunas partes de la costa Atlántica a $ 150.000 el
combo (gobernación - alcaldía - Asamblea y Concejo), lo más paradójico fue que
se vieron escenas contraproducentes, como candidatos repartiendo agua en
algunas regiones del país –ante la sed del Fenómeno de El Niño–, mercados
marcados en medio del hambre en La Guajira6, vivienda con "casas
en el aire", etcétera, manifestaciones clientelistas y corruptas que
constituyeron el diario vivir de los candidatos en la búsqueda del disputado
sufragio.
Casos llamativos como el de los Ñoños7 en Córdoba, quienes con alusión
descarada a la mermelada santista, señalaban que con ellos dicho departamento
tendría más apoyo gobiernista si sus candidatos salían electos.
Por su parte, el candidato del billete, como
dicen en la costa Atlántica, era Yahir Acuña, quien para las elecciones 2014 salió electo a la
Cámara de Representantes por Sucre, y se dio el lujo de 'vender' su votación
para Senado a los entonces candidatos José David Name (hijo del otrora cacique
José Name Terán); Efraín Cepeda Sarabia, (llamado en el Atlántico "el rey
de la Registraduría"); Julio Miguel Guerra, el hijo del gobernador de
Sucre, Julio César Guerra Tulena; Eduardo Pulgar Daza, senador de la U, oriundo
del Atlántico, desteñido parlamentario pero hábil clientelista y gran comprador
de votos; y Mario Fernández Alcoler, liberal. Pues bien, este personaje, que
apoyaba a su esposa a la gobernación de Sucre, ya que él estaba impedido, fue
"cogido" a dos días de las elecciones 2015, en una vía de su
departamento, con cerca de $ 500 millones en su vehículo particular, sin que a
la fecha haya podido explicar origen y destino de dicha suma de dinero, aunque:
"blanco es, gallina lo pone, ¿qué será?".
Sobre Yahir Acuña en su momento señalaron:
"La fila le daba dos veces la vuelta a
la manzana y no era para menos. El representante Yahir Acuña en persona, con la
usual simpatía que se le conoce en Sucre, estaba entregando a todo el que la
quisiera hacer una botella de whiskey y 20 mil pesos con un respectivo apretón
de manos y una sonrisa. Para sus líderes de confianza el billete era de 50 mil.
El regalo, les explicaba a todos, era para que tuvieran con qué pagar la
entrada a la fiesta de toros y para "la sed"8. Si esto es democracia,
apaga y vámonos.
Las recientes elecciones demostraron una vez
más, que más que ideas lo que había de por medio en estos comicios ya no era el
tradicional TLC (tamal-lechona-cerveza o teja-ladrillo-cemento), ¡no! esta
práctica quedó de lado hace rato. Incluso los 10 y/o 20 votos a que está
obligado cualquier empleado vía contrato termino fijo en cualquier dependencia
estatal, no determina un buen resultado electoral. Influyen, pero no son la
esencia del clientelismo "democrático" colombiano, o mejor, de la democracia
clientelizada colombiana.
Por cierto, esta democracia, la realmente
existente en Colombia, cuenta con cerca de 1.000.000 de empleos públicos
directos e indirectos en la administración central y millones de familias con
Sisbén, grupos a los cuales en época electoral les recuerdan quién es quién con
el empleo y el dinero. Recientemente se descubrieron 457 mil muertos que siguen
recibiendo subsidios vía Sisbén. El clientelismo sí sabe sacarle provecho a las
prebendas, la izquierda no. Bogotá lo acaba de demostrar.
Por cierto, Yahír Acuña lo más probable es
que pague por su osadía de desequilibrar el poder clientelar en Sucre y la
costa Atlántica. A lo mejor le seguían los pasos sus adeptos y contrincantes, y
en un descuido le demostraron que él seguirá siendo una "pata pelaa"
como lo fue cuando vendía agua en Sincelejo en un burro. Creyó que Santos y
Vargas Lleras, bogotanos "perfumados", eran sus amigos.
Otro ejemplo de democracia clientelizada
sobresale en Buenaventura, por cierto,
gobernada por "dirigentes" políticos afrocolombianos, al igual que el
Chocó, en donde los últimos tres alcaldes han terminado presos, y donde 4 de
los 7 candidatos estaban seriamente cuestionados9.
Zona de masacres, desigualdad social
inédita, confrontación armada de todo tipo, y corrupción rampante, Buenaventura
constituye un espejo de la política corrupta imperante en amplias zonas del
país.
Del clientelismo al menudeo, al gran contrato
De los Names a los Ñoños. Durante un buen
tiempo el símbolo de la politiquería en nuestro país se referenció con
políticos de la talla de José Name Terán, todo un experto en clientelismo
tradicional, muy al estilo de la escuela del "ilustre" Julio César
Turbay Ayala, para quien en su momento, la corrupción debía llevarse a sus justas
proporciones: el 10 por ciento de comisión. Pues bien, el clientelismo de
antaño se caracterizó por el empleo, la pequeña obra, el abrazo de compadre, y
uno que otro contrato. Pero aunque se dice, que esos tiempos quedaron atrás, ya
que de por medio está un voto independiente, la televisión y las influyentes
redes sociales, hoy lo determinante es el gran contrato, y entre estos, las
concesiones viales, eléctricas, mineras, de salud, etcétera, a perpetuidad, las
cuales han sido repartidas en algunos departamentos equilibradamente entre
grandes parlamentarios.
Pero hoy en día, la movida está en las
discusiones del presupuesto general de la nación, en donde, a través de
trampas, que incluyen las Mesas Directivas y Secretarías de Senado y Cámara,
así como funcionarios corruptos de Planeación Nacional y el propio Ministerio
de Hacienda, y hasta se podría decir que el propio Presidente y sus Ministros
facilitan la formación de una camada de congresistas que saben disponer de
partidas presupuestales específicas, que luego de ser aprobadas vía presupuesto
general, las venden a contratistas, o piden comisiones por las obras a
realizar. Este el clientelismo ñoñonizado.
Este clientelismo toma fuerza desde la
reforma constitucional de 1968, cuando Carlos Lleras Restrepo, abuelo de Germán
Vargas Lleras, tranzó su reforma con el Congreso, al cual le otorgó los
llamados "auxilios parlamentarios", permitiendo a cada congresista
–basado en su habilidad delincuencial–, disponer de una suma presupuestal para
ser distribuida a su conveniencia entre sus amigos. Por lo general el 50 por
ciento de los auxilios parlamentarios de la época terminaban en los bolsillos
del clientelismo.
Con la Constitución de 1991 dicha práctica
fue abolida. Pero en las primeras de cambio, tanto César Gaviria, como su
ministro de Hacienda –Rudolf Hommes–, los resucitaron por medio de lo que fue
llamado como "asignaciones específicas", las mismas que el hoy
presidente Santos, como ministro de Hacienda de Pastrana, defendiera ante la
Corte Constitucional, ente que los declaró válidos. Dichos auxilios, revestidos
como asignaciones, reciben el mote genérico de mermelada.
La mermelada es repartida por medio de
asignaciones de obras que supuestamente se van a hacer en un departamento.
Puede ser un puente, escuela, carretera, cancha deportiva, casa de la cultura,
etcétera. La suma que un determinado parlamentario recibe es gracias a su poder
de manipular las discusiones en las Comisiones Económicas y del bloque que se
llegue a conformar en las Plenarias de Senado y Cámara. Pero aquí juega el jefe
de Estado, el ministro de Hacienda, el director de Planeación, y los funcionarios
corruptos de la administración central.
Por los Ñoños se entiende la llave de Musa
Besaile y Bernardo 'Ñoño' Elías, ambos de La U y del departamento de Córdoba,
convertidos en fenómeno en las elecciones del 2014, en las cuales, gracias a
que entre 2011 y 2012, Ñoño Elías habría recibido por concepto de cupos
indicativos 90.000 millones de pesos, y Besaile 68.000, lo que les permitió
reunir votaciones descomunales10.
Al contar con grandes sumas de dinero,
producto de las comisiones de obras, si es que estas se hacen, un político
clientelizado o ñoñonizado, puede disponer de grandes recursos para la compra
de votos a través de los empresarios de la cedulación, es decir, aquellos que
ya tienen su "rebaño" electoral apartado y marcado. Por si es el
caso, se puede comprar al registrador de la localidad. Y ni que decir de los
medios de comunicación.
2 El Espectador, miércoles
21 de octubre 2014, p. 6
3 Ibíd., p. 4.
4 El Espectador, jueves 8
de octubre 2015, p. 2.
5
http://www.semana.com/nacion/articulo/la-dura-carta-de-clara-lopez-semana-por-el-cubrimiento-de-su-candidatura-la-alcaldia/449196-3.
6 http://lasillavacia.com/historia/cambio-agua-por-votos-en-la-guajira-51286.
6 http://lasillavacia.com/historia/cambio-agua-por-votos-en-la-guajira-51286.
http://www.pacocol.org/index.php/comite-regional/la-guajira/9321-aida-avella-ninos-wayuu-mueren-de-sed-y-hambre-mientras-corruptos-cambian-votos-por-agua-en-la-guajira.
7 Por los Ñoños se entiende la llave de Musa Besaile y Bernardo 'Ñoño' Elías, ambos de La U y del departamento de Córdoba.
7 Por los Ñoños se entiende la llave de Musa Besaile y Bernardo 'Ñoño' Elías, ambos de La U y del departamento de Córdoba.
8
http://lasillavacia.com/historia/con-whiskey-y-billete-yahir-acuna-le-pelea-sucre-al-gordo-garcia-46513.
9 El Espectador, viernes 16 de octubre de 2015, p. 8.
9 El Espectador, viernes 16 de octubre de 2015, p. 8.
10
http://www.semana.com/nacion/articulo/politica-que-va-de-los-names-los-onos/380536-3.
11 Bobbbio, Norberto. Derecha e izquierda, Taurus, 1995, p. 11.
11 Bobbbio, Norberto. Derecha e izquierda, Taurus, 1995, p. 11.
* Magíster en ciencia
política, UniAndes; Magíster en periodismo, Universidad de Bielorrusia
Tomado:
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