Cómo pedirle peras al olmo


¿Cómo pedirle peras al olmo?
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 Pero el prontuario del exgobernador del César, Benito Osorio,
lo liga con Mancuso y los Castaño, y no de cualquier manera.
Él mismo aceptó, ante el juez que le impuso la pena de cárcel
por 19 años, haber delinquido en:
destrucción y apropiación de bienes (tierras adjudicadas a
campesinos), desplazamiento forzado, lavado de activos,
testaferrato  y concierto para delinquir.
   Otro que está en la lista de espera (aunque, gracias a la impunidad
heredada, sigue libre), es el “honorable” magistrado Jorge Pretelt,
escogido por Uribe, como su representante en la Corte Constitucional.
  Las vagabunderías de Pretelt están tan frescas en la memoria de los
colombianos, que no es necesario recordarlas.
  Por eso, “No se pueden recoger uvas de los espinos o higos de los
abrojos.  Así, todo árbol malo da frutos malos.”
   “Cuidaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos; pero el árbol malo da frutos malos.…”
   Sapientísima expresión. Al fin y al cabo brotó de los labios del Divino Maestro, para significarnos que son muchas las personas que, con palabras falsas, adornadas de promesas, pero repletas de engaños, confunden a la multitud y la hacen ver cosas donde no las hay.
   Concretemos. Uribe, durante los ocho largos y ominosos años de sus dos gobiernos consecutivos, engañó a muchos (tal vez, demasiados) colombianos, diciendo que derrotaría a la guerrilla, que acabaría con el paramilitarismo (su propio engendro). No obstante, al no lograrlo (ante su impotencia) negó la existencia del conflicto armado, mientras seguía la guerra en las montañas y en las goteras de las ciudades.
   Pero eso no fue todo. Lo peor fue la calidad de la mayoría de quienes lo rodearon. Muchos resultaron ser verdaderos facinerosos; la prueba de ello está en la cantidad de funcionarios de Uribe (y, también, muchos de sus amigos y hasta algunos de sus familiares), que están presos o están siendo procesados y no faltan los prófugos.
Pero, aparte de que esta alianza criminal sirviera de acicate a la corrupción administrativa, espoleó la impunidad que, durante esa época fatídica, cobró impulso como nunca antes.
   Todavía, cinco años después de la liberación, siguen cayendo delincuentes ligados, de alguna manera, a Uribe.
   El último de ellos (me refiero al último condenado, no al último de la lista de espera) es Benito Osorio, exgobernador de Córdoba por encargo de Uribe; pero también exgerente del omnipresente Fondo Ganadero de esa región, entre 1997 y diciembre de 2007. La revista Semana describió a Osorio como “un terrateniente  vestido con ropaje político”. Y añadió que “fue por eso que Álvaro Uribe lo nombró gobernador encargado.  Para el momento de su selección a la Gobernación, Osorio ya había sido concejal de Cereté, secretario de Gobierno y presidente de la Federación Nacional de Fondos Ganaderos. Por esta trayectoria, era imposible que Uribe Vélez, veterano político del país y propietario de una apetecida hacienda ganadera del departamento (El Ubérrimo), no  supiera quién iba a ser su representante regional. Sin embargo y para sorpresa de muchos, lo anunció como tal, en enero de 2008.”
   Pero el prontuario de Osorio lo liga con Mancuso y los Castaño, y no de cualquier manera. Él mismo aceptó, ante el juez que le impuso la pena de cárcel por 19 años, haber delinquido en: destrucción y apropiación de bienes (tierras adjudicadas a campesinos), desplazamiento forzado, lavado de activos, testaferrato  y concierto para delinquir.
   Otro que está en la lista de espera (aunque, gracias a la impunidad heredada, sigue libre), es el “honorable” magistrado Jorge Pretelt, escogido por Uribe, para ser su representante en la Corte Constitucional. Las vagabunderías de Pretelt están tan frescas en la memoria de los colombianos, que no es necesario recordarlas.
   Por eso, “No se pueden recoger uvas de los espinos o higos de los abrojos. Así, todo árbol malo da frutos malos.”



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