La procesión del Cristo |
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... las ratas están expresando que no comen queso . Intentan transmitir un discurso que no les pertenece, que está en contra de su proceder . El Cristo del Ubérrimo sabe que existen unos temas que alborotan al pueblo, así que los repite y los ensancha para su beneficio. Mientras tanto, sus adeptos obedecen, solo corean lo que él dice y veneran su existencia divina, que vale muchos votos. La corrupción es una forma de engaño, no hay que dejarse persuadir de aquellos que hoy hablan de transparencia sin inmutarse por su pasado sombrío. |
Desde su concepción más original, la
democracia es un sistema político que incentiva al pueblo a participar en la
toma de decisiones públicas y en la vigilancia del funcionamiento del Estado,
haciendo de la expresión humana una herramienta esencial para la subsistencia,
el desarrollo y el fortalecimiento de las libertades. En efecto, las marchas no
solo son una simple manera de manifestar inconformidades ante los gobiernos,
sino que también son un mecanismo que felicita la deliberación y la paz. Los
ejemplos históricos son inocultables: Las sufragistas rodean la Casa Blanca
(por el voto femenino en EEUU), Huelga en los astilleros de Gdansk (por la
democracia en Polonia) y la Marcha de la Sal (por la independencia de la
India).
Asimismo, la
democracia, al proponer su ramillete de garantías, permite que las personas se
manifiesten libremente cuando no comparten las causas o tienen dudas de quienes
convocan a las marchas. Ahí aplica aquella desgastada máxima de Voltaire: “No
comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”. O
más bien así: “No comparto con quien caminas, pero defenderé hasta la muerte tu
derecho a hacerlo”. Sí, la democracia no únicamente se cimienta en la
participación, sino también en la confrontación pacífica de motivos y acciones.
Para
el sábado 1 de abril, el uribismo, congregación que es capitaneada por un ser
superior y milagroso, está convocando a una marcha. Las motivaciones que expone
son un revoltillo que despierta la rabia de no pocos: el proceso de paz con las
Farc, la situación económica, la mermelada, la crisis humanitaria de La
Guajira, Odebrecht, la dictadura homosexual, el castrochavismo, la adjudicación
del Canal Uno, entre otras. Por supuesto, ellos tienen el derecho a expresarse
y a convidar a la protesta, pero es indigno que se empeñen en tratar a la gente
como idiotas.
Ahora
resulta que el uribismo, que se fundamenta e inspira en la imagen de Uribe, el Cristo del Ubérrimo, sale a marchar con
fervor en contra de la corrupción y las arbitrariedades del gobierno de Santos,
quien realmente no es ningún santo. Figuréense, el uribismo que tiene en sus
entrañas a personajes como Mario Uribe, Mauricio Santoyo, Bernardo Moreno,
María del Pilar Hurtado, Sabas Pretelt de la Vega y Jorge Noguera. Figuréense,
el uribismo que ha sido un protagonista de los falsos positivos, las chuzadas
del Das, las falsas desmovilizaciones, las injusticias de Agro Ingreso Seguro,
la Yidispolítica, la Parapolítica y hasta de Odebrecht.
Definitivamente,
las ratas están expresando que no comen queso. Intentan transmitir un discurso
que no les pertenece, que está en contra de su proceder. El Cristo del Ubérrimo sabe que existen
unos temas que alborotan al pueblo, así que los repite y los ensancha para su
beneficio. Mientras tanto, sus adeptos obedecen, solo corean lo que él dice y
veneran su existencia divina, que vale muchos votos. La corrupción es una forma
de engaño, no hay que dejarse persuadir de aquellos que hoy hablan de
transparencia sin inmutarse por su pasado sombrío.
Aunque
creo que la corrupción es el principal problema que tiene el Estado y cada día
Santos me produce más decepción, no asistiré a la marcha del sábado, no estoy
dispuesto a acolitar el juego maquiavélico del Cristo del Ubérrimo, él solo quiere revolver el río para luego
pescar. Seguramente, muchas personas honestas saldrán a protestar, no porque
vean en Uribe un dios como estiman sus apóstoles y buena parte de sus
seguidores, sino porque están fastidiadas del gobierno y de las ratas que
carcomen a las instituciones públicas.
A esta gente quiero darles una
recomendación: tengan cuidado con las pertenecías que van a llevar a la marcha,
mucho cuidado.
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