¿Remordimientos y manipulaciones políticas? |
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by Aquilino Cotes Zuleta. ... Uribe ha ejercido la política como una actividad de interesados, que procuran el poder, porque lo aprovecha para sus fines, sea cual sean (como lo afirmaba el sociólogo Max Weber). En este sentido contradice el ubérrimo ex Presidente al politólogo inglés Harold Joseph Laski, quien de manera categórica argumentó la existencia del poder político pero para satisfacer las demandas sociales, no las personales ni de grupillos ni familiares como le sirvieron a él. Empero, muchos, sino todos, de sus subalterno (incluido él) están presos, huyendo en el exterior o en procesos judiciales; otros, están a la espera que los judicialicen
Por estos días se han
intensificado los contraataques entre el Presidente Juan Manuel Santos y su
contertulio político Álvaro Uribe Vélez.
De ambos sigue surgiendo el confuso concepto
de democracia, quizás porque plantean equívocamente lo que afirma el
investigador italiano Giovanni Sartori en su obra Teoría de la Democracia, que
no se puede –estrictamente hablando- demostrar la democracia, “pero si cabe
argüir convincentemente que la democracia es preferible a otra forma de
gobierno…”, pareciera que fuera lo menos malo.
Desde luego, que la
democracia debería ser el gobierno del poder público en público; es decir,
tener transparencia del poder político para el elector y no un Estado diseñado
para imponer voluntades individuales en detrimento de las personas; un Estado
de cara a las personas, que busque mejorar al sujeto y su entorno social.
Hace 2 años, Colombia
tenía un Presidente (Álvaro 2002 – 2010) que se mostraba impoluto, no solo para
la sociedad colombiana sino para el exterior, quien impulsó su histórica
beligerancia –principalmente- contra la izquierda y contra todo aquel que no
estuviera de acuerdo con él, era una especie de reycillo. Las Fuerzas Armadas
de Colombia lo obedecieron a ciegas hasta asegurar sus propios falsos positivos
con cientos de muertos inocentes, en una estela de crímenes que siguen
investigando las instancias judiciales. El costo social aún no se determina, es
cruel.
Sin embargo, en sus
ocho años de mandato logró mantener la aceptación popular más alta entre
todos los presidentes de la historia de Colombia.
Es que Uribe ha
ejercido la política como una actividad de interesados, que procuran el poder,
porque lo aprovecha para sus fines, sea cual sean (como lo afirmaba el
sociólogo Max Weber). En este sentido contradice el ubérrimo ex Presidente al
politólogo inglés Harold Joseph Laski, quien de manera categórica argumentó la
existencia del poder político pero para satisfacer las demandas sociales,
no las personales ni de grupillos ni familiares como le sirvieron a él. Empero,
muchos, sino todos, de sus subalterno (incluido él) están presos, huyendo en el
exterior o en procesos judiciales; otros, están a la espera que los
judicialicen.
Ahora, fuera del poder,
Uribe no ha ejercido una verdadera oposición política, porque desde que entregó
el cargo a Santos supuso que iba a tener flexibilidad política en cuanto
a burocracia directa y asesoría en el nuevo gobierno.
Pero el Presidente no lo oye para los temas regionales, nacionales e internacionales. Inclusive, ni sus trinos (Twitter) inquietan al nuevo mandatario.
Esa ansiedad del poder
político le está causado remordimiento y lo enfrentan a Santos, lo acusa y lo
acosa para manipularlo. En cuanto, “el canalla” (Santos) como lo llamó Uribe,
parece que le apuesta más a su reelección o a la candidatura de su Ministro
estrella, Germán Vargas Lleras (nieto del ex Presidente Carlos Lleras
Restrepo).
El Presidente Juan Manuel
Santos Calderón, el que más votos ha obtenido en la historia de los
presidentes. Sin lugar a dudas, el alumno más encumbrado de Uribe, el liberal
racial y de abolengo, uno de los fundadores del Partido Social de Unidad (2003
– 2006) no cree en Uribe y seguramente le preocupa la fundación del partido
Puro Centro Democrático, de su ex tutor, el cual participará en las
próximas elecciones al Congreso. Claro que, Santos ya tiene las cartas sobre la
mesa y le apuesta al cese del conflicto con las Farc, seguramente el proceso se
va a dar aunque fuerzas oscuras traten de sabotearlo. De la terminación o no
del conflicto dependerá su decisión frente al próximo proceso electoral.
Lo que también es
cierto es que no hay un escenario político de paz en el país, a pesar de que
Colombia es un país sin oposición política nacional, regional y local; con un
Presidente que aunque afirma que no, está reviviendo su otrora Partido Liberal,
el mismo que llevó a su tío-abuelo Eduardo Santos Montejo a la Presidencia de
la República (1938 y 1942). Para muchos, Santos es un estratega que
comulga con el bipartidismo, parece que a eso le apuesta. Hasta la próxima
semana.
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