Lo primero que debe
hacer el Alcalde Peñalosa, si en realidad desea que la revocatoria de su
mandato no se convierta en una realidad, es entender que la campaña por la
Alcaldía de la capital del país, se terminó en octubre de 2015 y deje de hablar
como si aún estuviese compitiendo por el cargo.
Puede ser que hasta el momento los procesos
de revocatoria de mandato que se han dado en el país, no hayan tenido éxito
sobre ningún alcalde o gobernador, pero nada asegura que en esta ocasión, con
el alcance que tienen en una ciudad como Bogotá el fenómeno de los redes
sociales y las nuevas tecnologías en comunicaciones que Petro utiliza muy bien
para difundir un discurso cargado de populismo, sobre el Alcalde Bogotá se
pueda estrenar esa figura, mucho más, cuando el mismo burgomaestre parece
empeñado en buscar su salida del cargo.
Peñalosa
puede tener muy buenas ideas para ponerlas en práctica sobre Bogotá, pero si no
logra sintonizarlas con lo que los capitalinos esperan de su mandatario, difícilmente
llegará al 2019 en el cargo de burgomaestre de la ciudad capital.
Los bogotanos esperan con ansias las
soluciones en movilidad, y esto solo se hará realidad, si se construyen
un mayor número de vías y se amplían las que ya existen.
Peñalosa lo sabe y lo está proponiendo en su
Plan de Desarrollo, el problema es que hoy día la ciudad no cuenta con los
suficientes recursos para llevarlas a cabo y es justamente esta la razón por la
cual se debe acudir a la venta de activos como la ETB y la enajenación de la
Empresa de Energía.
No creo que sea muy difícil explicarlo a la
ciudadanía, sin embargo el Alcalde se enreda en el discurso y termina hablando
de lo que no se hizo en el pasado, recordando a sus tres
antecesores y el caos en el que se encuentra la capital, cuando no es eso
lo que los bogotanos esperan escuchar, entre otras porque lo saben muy bien y
lo eligieron a él ( Peñalosa), con el ánimo de que aporte desde su experiencia,
las soluciones a los problemas que tiene Bogotá, no para que se dedique a
hablar de temas que la ciudad tiene que padecer todos los días y quiere
superar.
Tampoco creo que sea muy difícil escuchar y
atender lo que desde la ciudadanía se propone para que se proteja las reservas
ambientales de Bogotá, una de esas, la Van Der Hammen. Puede ser muy buena la
idea que tiene el burgomaestre, pero si los bogotanos se oponen, el alcalde
debe dialogar con ellos, para entre todos buscar alternativas que enfrenten el
problema que desde la Administración Distrital se quiere solucionar. No es
imponiendo órdenes como se gobierna mejor, porque las cosas hoy, no son como lo
fueron en el pasado y Peñalosa parece no entenderlo.
Ya veo porque dicen que Peñalosa parece enemigo de sí mismo, porque
cada vez que habla, en lugar de despejar dudas e inquietudes, deja más
insatisfacción en la ciudadanía, dándole gasolina a quienes desde antes de su
posesión como Alcalde Bogotá, planteaban la idea de revocarle el mandato.
El problema de Peñalosa no son sus ideas, ni siquiera su
equipo, porque cuenta con personas idóneas para acompañarle en su
administración, sino el mismo Peñalosa, que no comprende que la realidad del
año 2017, no es la misma de 1998. Hoy día la gente no cree todo lo
que se le habla y fácilmente se puede verificar si los datos de lo que se
dice en el discurso son ciertos o no.
Peñalosa no puede pasar por alto que
en los bogotanos aún existe la duda de sus títulos en el extranjero,
sumado a la molestia que estos tienen por el no reconocimiento de proyectos que
se iniciaron en la Administración de Petro, que han tenido continuidad
en la actual, como por ejemplo algunos planes de vivienda de
interés social y de interés prioritario que el burgomaestre presenta como
suyos, por lo que ha obtenido rechiflas y abucheos de parte de los
ciudadanos que lo han acompañado en los actos de entrega, lo mismo
que el no reconocimiento a la gestión de su antecesor para adquirir los predios
del Hospital San Juan de Dios, sobre el que la Administración Distrital
ha puesto en operación los dos primeros centros de atención prioritaria en
salud (CAPS).
Peñalosa
debe entender que hoy día no se puede subestimar a las personas, porque le
puede suceder lo mismo que al presidente Juan Manuel Santos con el plebiscito,
quien estaba totalmente convencido de que lo ganaría y sucedió todo lo
contrario.
Si no se cambia esa actitud arrogante
por una más humilde y no se le baja a la soberbia, el mandatario Distrital
puede verse revocado de su cargo, no por ser mal alcalde, ni por robarse los
recursos públicos, como si sucedió con la izquierda que ahora buscar sacarlo de
la Alcaldía Mayor, sino por subestimar a los electores de Bogotá.
No me cabe la menor duda del gran amor que
Peñalosa siente por la ciudad de Bogotá. En nombre de ese cariño que tiene por
la ciudad, le pido entonces que cambie esa actitud arrogante y soberbia, se
acerque a la ciudadanía y gobierne con ella.
Ánimo entonces que eso no es difícil de
lograr y usted lo sabe alcalde.
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